Cuando no tienes nada que escribir...

Sentada con la vista al frente, puedo ver que no hay que escribir

Si observo con atención, el infinito es tan amplio  que no hay nada que escribir...
contemplo por ejemplo, el rumbo de la vida propia? ajena? la del lado? y no hay nada que escribir

Veo al pasado, reciente o muy lejano y me doy cuenta de que todo lo pasado es el reflejo del hoy inconsciente y que, no tengo nada que escribir.

Sin embargo, si tengo de que escribir... Escribiría para decirte cuanto han crecido los niños, también para contarte las ultimas novedades, las nuevas adquisiciones, lo mucho que hemos cambiado, lo que esta pasando dentro y fuera de la casa, las pérdidas de hermanos en este año, de las tristezas y las alegrías, de las cervezas y las parrillas, de la playa y el dormir en Margarita y entonces, sólo entonces me doy cuenta que a pesar de todo eso no tengo nada que escribir...

Porque es que cuando me doy cuenta de que no estoy soñando, ni tampoco estoy despierta es que veo con claridad que no tengo nada que escribir, porque es que simplemente Tú estas allí; cada día a mi lado y es que aunque no sea físicamente: mi corazón, mi mente y mi sentir me dicen que no tengo nada que escribir porque Tú todo lo ves, lo sientes y lo observas...

Entonces, solo entonces me doy cuenta que estas allí como nunca estuviste y que no tengo nada que escribir para ti, porque tú Papá todo lo sabes.

Te extraño...


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